lunes, 1 de agosto de 2011

Con Muy Buena Sal.

Mateo 5:13 “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

La sal, es quizás el condimento más antiguo que se ha utilizado por el hombre, comúnmente se utiliza como condimento y como preservante de los alimentos. Cristo Jesús, a sus discípulos les indica que son la Sal de la tierra, en ellos está el poder de darle sazón, sabor a la tierra, al mundo, en ellos está el poder de conservar, preservar su palabra el Evangelio. Durante años la sal tiene muchos usos, incluso en la antigua Roma, la sal era parte del pago que se daba a los soldados, hasta que se convirtió en su salarium, el salario, por que se pagaba con sal y esta equivalía a su peso en oro, entonces la sal también tiene una connotación de valor.


Para nuestro amado Jesucristo, el solo hecho de ser sus seguidores, de profesar el evangelio nos hace la Sal de la tierra, esta tierra que esta insípida que no provoca nada Job :6:6 “¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo?”, porque carece de sabor, el evangelio de Dios, tiene mucho valor, pero está en nosotros mismos aplicarlo para que adquiera sabor y ganas de comerlo, la sal tiene el efecto en los alimentos de aumentar las ganas de comer, ese resultado debemos obtener con las personas cuando compartimos de Dios, que sientan más ganas de comer evangelio.

Desde el antiguo testamento se hace referencia a la sal, hasta tal punto que los sacerdotes también salaban las ofrendas de holocausto, como lo ordenaba la ley, una ofrenda sin sal, no es agradable a Dios, las ofrendas en las cuales se utilizaba levadura o miel no eran tomadas en cuenta por Dios Levítico “2:11-13 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová. Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato. Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.”   Ezequiel 43:23-24 “Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin tacha de la manada; y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán en holocausto a Jehová.” Pero se sabía que la sal que perdía su sabor, no era para el consumo humano, entonces era echada sobre los caminos para que quemara la yerba, era ya su único uso, obviamente era pisoteada por todos.

La sal por su valor también es símbolo de pacto con Jehová, Números 18:18-19 “Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya. Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo.”, 2 Crónicas 13:5 “¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos bajo pacto de sal?.”.

Entendiendo esto, sabemos que si somos sal, somos tan importantes para Dios, en su obra para conservar el evangelio, en sazonarlo, y dar a conocer un buen alimento mediante la palabra de Dios, no podemos apartarnos de nuestra relación estrecha con Jesús, porque perderemos el sabor, y seremos echados en los caminos para ser pisoteados Lucas 14:34-35 “Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará?. Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga.”, no perdamos la identidad nuestra como hijos de Dios, como discípulos de Cristo, somos sal, sazón, esencia del evangelio, de la obra de Dios, fuimos salados con la palabra y bautizados como la sal del mundo por Jesús, pongámosle sabor a todo lo que El nos envía. Marcos 9:49-50 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal. Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros. Así mismo como la sal, seamos la medida justa, porque sin sal todo esta insípido sin sabor, pero con demasiada sal también se daña el alimento, no lleguemos a los extremos con una religiosidad que a nadie le gusta.

William González Velasco.
M.P.N.

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