Santiago 1:13-14 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios;
porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que
cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.”
Las tentaciones no son otra cosa que oportunidades para
cometer actos que desagradan a Dios, Dios es verdad, Santidad, Amor, pureza,
por tanto nunca una tentación será enviada por El. Soy tentado cuando de mi
mismo nace o se genera el deseo por probar todo lo que no debo hacer, todo lo
que al hombre le provoca curiosidad por hacer, por sentir algo nuevo, hace que
las tentaciones llegue a el, mas bien de acuerdo a la palabra de Dios el hombre
mismo se acerca y se deja seducir por las
mismas tentaciones. Una persona que no tiene lleno su ser interior
se da a buscar en las pasiones del cuerpo o la mente, la satisfacción que debía
tener en su interior, cuando tengo un corazón puro, satisfecho, limpio, lleno
de amor no hay cabida para concebir el pecado.
El corazón es sometido a pasiones, deleites, alegrías,
tristezas, frustraciones, amarguras y desilusiones, este vaivén nos hace buscar
en todo lo natural la llenura del vacío que le corresponde al amor del Señor,
entonces encontramos corazones en amargura que nunca quieren establecer una relación
seria, que nada les parece, que todo les molesta, otros que están llenos de
odio y entonces tienen conductas de mal humor, rabias, peleas, violencia y en casos
extremos delincuencia, otros que empujados por los limites de no ser rechazados
delinquen y se someten a vicios, delitos y una serie de actividades que al
final solo llevarían a la muerte, otros corazones que desviados por las
pasiones están sometidos a lujurias y a todo tipo de inmundicias y se vuelven
esclavos de actividades sexuales creyendo que dominan sobre estos malos hábitos.
Las tentaciones no vienen a nosotros, somos nosotros que
movidos por nuestros deseos, somos atraídos por lo que vemos en otros o creemos
saber de una supuesta felicidad que nos provoca el hacer o experimentar cosas
nuevas, entonces somos seducidos por que el pecado se muestra y de hecho es
delicioso, por que satisface el cuerpo o las emociones, por un momento, nunca
el sabor delicioso del pecado dura para siempre, por eso terminamos esclavos de
los deseos, de las pasiones de los placeres, intentando saciar constantemente un
vacio que le pertenece a Dios.
Dice la palabra de Dios en Génesis 3, que la serpiente le
dijo a Eva que podía comer del árbol que Dios mismo había dicho que no comieran,
después de esto la mujer vio que era bueno, agradable y después codiciable, así
funcionan nuestros sentidos, la curiosidad hace que veamos lo indebido como
inofensivo, después sentimos agrado por tomar, o tener o vivir algo que de
hecho nunca antes nos despertó las ganas de tener.
Amados son 3 cosas sencillas que nos llevan a pecar, la atracción,
la seducción y tentación, por esto todos cuando hemos pecado no fue de un
momento a otro sino que el pecado en sí mismo es el final de un acto que venía gestándose
dentro del ser interior.
Aprendamos ha buscar a Dios sobre todas las cosas y a estar
firmes en el camino que el Señor Jesucristo nos ha mostrado, estemos libres de
toda tentación pero cuando dentro de si mismos estemos llenos del amor de Dios.
William González Velasco.
M.P.N.
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