martes, 29 de enero de 2013

Quiero Vivir En El Castillo.



Salmos 91:1  “El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.”

Es importante que veamos cual es la diferencia que existe entre habitar y morar, cuando se dice habitar es la acción de vivir en un sitio por cuenta propia, es una ubicación física la cual es utilizada para permanecer ahí, es el punto geográfico donde se puede encontrar alguien por un periodo de tiempo, ahora morar es mucho más que solo permanecer, es contar con un privilegio por estar en ese sitio, es como el derecho que se adquiere por estar en ese punto, se adquieren
privilegios al hacer parte de un pueblo o familia, cuando hablamos de morar es todo aquello que implica estar en un sitio y ejercer los derechos a los cuales he podido acceder.

De acuerdo a la diferencia entre habitar y morar, podemos entender que el objetivo final de Dios es que nosotros como hijos logremos alcanzar nuestra morada en el reino al cual pertenecemos, para esto entonces pongamos en práctica todo lo que Dios mismo nos dice a través de su bendita palabra.

1)   Habitar: Lo primero que yo debo hacer es permanecer al abrigo del Altísimo, y esto solo se logra permaneciendo con el Señor Jesucristo, “Juan 15:7  Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”, cuando logro permanecer en El, no faltara nada en mi vida, cuando permanezco con Jesús, estoy habitando al abrigo del Señor. Su palabra me transformar, su presencia me abriga, debo habitar en El, no ir de visita de vez en cuando o solo en los momento críticos, habitar es una acción continua, de otra manera es visitar, yo visito una amistad mas no habito con ella, visito al médico pero no habito con él, con Dios debo continuamente buscarlo, en la iglesia, en casa, donde sea que Dios me ha designado estar, esto es habitar es tener una relación establecida con mi Dios.

2)   Intimar: Habitar implica intimar, no es posible que tengas habitación en un sitio y no conocer la persona con la cual convives, y en el caso extremo cuando se permanece a solas es imposible permanecer en una casa sin darse un recorrido por ella y conocerla, por esto el ejercicio de intimar con el Señor Jesucristo a través de la oración y la reflexión en el evangelio, nos ayuda a entender más a fondo quien es el Señor Jesucristo, quien es el Padre y por qué el Señor dijo que no estaríamos solos y que vendría el Espíritu Santo. Ahora la comunión que yo busco con el Espíritu Santo me mostrara la voluntad del Padre para mi vida, porque el Espíritu Santo me guiara a toda verdad, haciéndome Hijo de Dios “Romanos 8:14  Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.”.

3)   Morar: Para morar con el Padre, es necesario permanecer con el Hijo, el Hijo es quien nos da a conocer todas las cosas, el Hijo es quien nos da entrada al reino, en el castillo de Dios hay suficientes moradas para sus hijos, “Juan 14:2  En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.”, para morar debo entender quién soy en Cristo, de donde es mi linaje, porque ya no solo habito en una casa natural, ahora comprendo que soy hijo del Altísimo, del Rey y amo de todas las cosas, por esto morare en su reino, ejerceré mis derechos, no hay nada ni nadie que pueda hacerme frente, mi Padre me extiende su amparo, estoy bajo la sombra del Todopoderoso.

Amados, nadie puede entender las cosas del cielo y del reino sino tiene intimidad con el Señor, nadie puede entrar en la morada del Padre sino habita en el hijo, si quieres gozar de los privilegios de morar bajo la sombra del Rey, empieza por reconocer a su hijo, es muy sencillo, repite conmigo “Señor Jesús hoy reconozco que eres el hijo del Padre Celestial, que fuiste a la cruz por mis pecados, por eso me arrepiento de toda mi maldad te pido perdón y te invito a entrar en mi corazón, quiero que me hagas una persona nueva, se mi único Señor y Salvador, comprendo que si muero me llevaras contigo, gracias Dios en el nombre poderoso de Jesús Amen”. 

Si repetiste esta oración con fe, hoy eres una nueva persona Dios ha perdonado todos tus pecados y eres salvo, te invito a que inicies una relación con Dios por medio de la oración y reflexionando en su palabra, y en todo lo que necesites escríbenos para tener el privilegio de ser un apoyo en este nuevo camino.


Dios los siga bendiciendo.

William González Velasco.
M.P.N.

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