lunes, 7 de febrero de 2011

Pidiéndole al Padre Celestial.


Filipenses 4:6 "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias."

Cuántas veces hemos buscado de Dios, en los momentos buenos, en los tiempos de abundancia, de riqueza, al menos para darle gracias por las bendiciones que han llegado a nuestras vidas (1ra Tesalonicenses 5:18), o quizás esta el otro escenario donde nos enojamos con Señor porque estamos pasando malos momentos, acaso nos olvidamos que muchos de los problemas que quisimos resolver a nuestra manera nos han llevado al punto donde estamos hoy.


Cuántos de nosotros, al menos alguna vez nos hemos sentido ansiosos, agóbianos, derrotados, ya sin fuerzas para continuar con nuestra vida y/o para enfrentar los conflictos que a diario se nos presentan, y justo en esos momentos alguien nos recuerda que tenemos un Dios al que podemos buscar.

La palabra de Dios, nos da un gran refresco espiritual, un gran descanso, primero nos llama a que no perdamos la calma, la tranquilidad, la paz, y después nos invita a que en toda oración y ruego le hagamos saber a nuestro Padre Celestial nuestras peticiones. El énfasis que sea en toda oración y ruego, quiere decir que debe existir una constancia en nuestras peticiones, en cada oración del día, de la semana, a todo momento de oración y ruego, porque no se trata de la intensidad de la oración, en el tiempo que demoremos orando porque Dios quiera verte así por horas, sino mas bien para que descargues tu alma de todo el peso que traes por tus aflicciones y se las entregues completamente en sus manos y Dios te dará paz (Filipenses 4:7). Así mismo la palabra el Señor nos dice que si estamos cargados el nos hará descansar si le buscamos (Mateo 11:28), entonces porque nos dejamos quitar la tranquilidad por las cosas que Dios mismo nos ayudara a resolver.

Muchas veces pedimos y pedimos en oración y no obtenemos respuesta, pensamos que Jehová no nos escucha, pero en su palabra nos dice que quizás estamos pidiendo mal (Santiago 4:3). Recordemos que Jesús nos enseño que para pedirle al Padre debemos hacerlo en su nombre, y todo se nos dará (Juan 16:23-24), muchos pedimos a otros santos, en el nombre de La Virgen María, pero recordemos que el único que intercede por nosotros ante El Padre es su Hijo Jesús (Juan 2:1-5).

Quizás también pedimos lo que realmente no es para nosotros, y Dios tiene algo mejor o más grande que darnos, pero a su tiempo y a su manera (Mateo 6:31-32), cuantos han estado ahí orando y rogando y justo en el momento en el que el Señor te dará la respuesta o te enviara la bendición desfallecen en su fe y se van dejando esa bendición a otro que llega con mas madurez y gozo en Dios y se le es otorgada, persevera en tu milagro (Mateo 15:21-28).

Dios también quiere que no solo estemos siempre buscándole solo para pedir y pedir, aunque su palabra muchas veces lo repite (Mateo 7:7-11), (Juan 14:13-14), (Juan 15:16), mas el deseo pleno del Padre es que en todo momento le busquemos, en el día malo y en el día bueno, con gratitud (1ra Tesalonicense 5:18), que busquemos más conocer de Él, que busquemos mas su rostro para conocerlo (Salmos 27:8-9) y no tanto sus manos para ver que nos tiene para darnos, aunque en su bondad, misericordia y gracia infinita siempre nos bendice (Mateo 6:33).

De la misma manera nuestra suplica es mejor escuchada cuando hemos guardado, su ley, sus mandamientos, no esperemos que el Padre Celestial nos responda si ni siquiera conocemos su ley, su palabra (Oseas 4:6), dice nuestro Señor que aquel que tiene su ley en el corazón y la práctica, será bendecido, bienaventurado (Salmos 112:1-2).

Entonces no olvidemos que una oración y ruego bien direccionado a Dios, en el nombre de Jesús, con la certeza que nos escucha y nos responderá conforme a su voluntad, con agrado por todo lo bueno que tenemos y nos ha dado, y estando seguros de saber que le conocemos mejor y que cumplimos su ley, te aseguro que todo lo que pidas Jehová te lo dará, y mientras llega a ti tu respuesta te entregara paz en Cristo Jesús para que tu alma descanse en sus manos. Por eso te invito a que hagamos juntos una oración con fe pidiendo que nada nos quite la paz y el gozo que solo Dios nos puede dar,

“Señor Jesús, hoy reconozco que eres mi único Señor, te pido perdón por todos mis pecados y te abro la puerta de mi corazón y te recibo como mi único Señor y Salvador personal, te entrego mi vida, haz de mi la persona que tu quieres que yo sea, te doy las gracias por mi salvación y el regalo de la vida eterna, Amen y Amen”

Esta oración que acabas de hacer te ha perdonado los pecados, no olvide buscarle a Dios en todo momento, en oración en un cuarto a solas y luego lee un poco de su palabra y llévala a tu vida diaria, que se convierta en una semilla en tu corazón y que sea un árbol robusto que de buenos frutos para ti y todos los que tu quieres.

Que Dios te bendiga y que el Espíritu Santo se manifieste en tu vida de una manera sobrenatural.

William González Velasco.
M.P.N.

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