Génesis 17:17-19 “Entonces
Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de
cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de concebir? Y dijo
Abraham a Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Respondió Dios: Ciertamente
Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré
mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.”
Maravillas son las que nuestro amado Padre hace
con nosotros, ya en Génesis 15, le había prometido a Abram una descendencia
como las estrellas, pero desde ese momento hasta aquí en Génesis 17, Abram y
Sarai no esperaron el milagro de Dios, sino que tomando Sarai su sierva Agar la
dio para que Abram tuviese un hijo que llamo Ismael, es este mismo el que Abram
le pide a Dios que lo reconozca para su promesa de multiplicar su descendencia,
pero Dios le reafirma que será hijo nacido de Sarai.
Impactante
como Dios le promete a Abram esa descendencia tan grande y siendo ya viejo y
Sarai su mujer también de edad avanzada, pero por eso le cambio sus nombres por
Abraham y Sara (Abraham padre de
multitudes y Sara Princesa), ahora eran
otros, ya no eran los mismos que habían hecho lo contrario a su voluntad, fueron
transformados por Dios para que siendo reconciliados con Él, la promesa se
cumpliera.
Como
para ambos era motivo alegría de felicidad, le llamo Isaac que significa risa, Génesis
21: “Entonces dijo Sara: Dios
me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo.”, era necesario que
Abraham y Sara esperaran el tiempo que Dios tenía planeado para que la promesa cobrara
vida, Isaac es el gozo de sus padres porque ya de edad avanzada vieron cumplido
lo que soñaban, lo que anhelaban, pero que quizás ya veían imposible, por su
edad porque ya el tiempo les había quitado la ilusión, además físicamente,
humanamente no era posible tal regocijo.
La
promesa que Dios nos hace siempre la cumplirá, nunca prometerá algo si no es
para nosotros, su palabra es verdad es un hecho cumplido, no dudemos mas, por
su palabra fue hecho el todo lo que ves, y nada existía, entonces que nos
importa como lo hará, no hagamos como Abraham y Sara de darle una mano a Dios
para que los milagros pasen, pues Ismael aunque fue hijo de Abraham no fue el
hijo de la promesa de Dios, sino del empujoncito que quisieron darle a su palabra.
Cuantos
hemos querido darle una ayudita a Dios para que sus milagros se cumplan,
queriendo alterar el plan que ya tiene diseñado, le pedimos tantas cosas como
una casa, un carro, finca, en fin de todo, entonces le damos un empujoncito y
nos metemos en prestamos aquí y allá, hipoteca va hipoteca viene, y creemos que
ese era el plan perfecto de Dios, pero no era así, entonces la alegría nuestra
se va cuando empezamos a escasear para pagar cuotas de una cosa y otra, de algo
que aun no deberíamos tener.
Amados
pese a nuestra inmadurez Dios nos dará lo que nos ha prometido, su plan
perfecto ya fue diseñado para cada hijo, solo pídele y espera en El, trabajo
con honestidad, pide sabiduría, se diligente en tus tareas y veras como todo
aquello que sueñas para ti y tu familia Dios te lo concederá no importa cuán difícil
o imposible lo veas, no importa que pienses que ya paso el tiempo, que tu sueño
lo has olvidado, Dios es eterno, El no se olvida, y tampoco llega tarde, “tu Isaac”
ya viene en camino, tu alegría está por llegar el gozo de Dios es ver cumplido
tu sueño.
Dios te
bendiga y cumpla los deseos de tu corazón.
William González Velasco.
M.P.N.
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