jueves, 18 de agosto de 2011

Una Vida Fructífera.


Jeremías 17:7-8 “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Nuestra vida tiene su plenitud cuando permanecemos en el amor de Cristo, acercarnos a Él, es acercarnos a nuestro Padre si le conocemos a Él, entonces también conocemos a nuestro Padre Celestial. Una vida fundamentada sobra la roca que es Jesús, es una vida que siempre dará fruto, pero ese fruto no se cosecha por sí solo.

Sabemos que una semilla cuando se planta en buena tierra cosecha, pero la siembra se debe cuidar, debemos hacer el riego, cuidar los
retoños de los animales, luego a cada planta se le cuida muy bien para evitar plagas así como maleza, espinos y abrojos, hasta cuando empieza a dar fruto. Así es cuando empezamos a creer en Dios, a tener fe en El y en su palabra, es nuestra fe esa semilla que plantamos en el corazón, y la regamos todos los días con sus promesas hechas en su bendita palabra, la cuidamos sabiendo que daremos pronto un fruto en todas la ares de nuestra vida, cuidarnos de plagas y otras plantas que hagan daño como por ejemplo tentaciones, pecado y demás, debemos estar firmes en los mandatos de Dios. La palabra de Dios, sus mandatos y nuestra fe son fundamentales en el cuidado de nuestra planta.

Dice la palabra de Dios en Salmos 1:1-3 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.”,  deja que tu árbol crezca que se convierta en un gran arbusto, lleno de fruto, porque aves vendrán a morar en tus ramas, y muchas criaturas querrán estar bajo tu sombra, y de tu fruto comerán muchas generaciones, así como de la frescura que produce solamente tu presencia, tu manera de ver la vida, tu forma de enfrentar las circunstancias, tu fe, tu perseverancia, y al final tus éxitos son frutos que todos desean tener, alimentarse de lo mismo que Dios ha sembrado en tu vida.

Hoy Dios quiere que te acerques a Él, con toda la sinceridad y honestidad, está esperando por ti para transformarte en una persona íntegra, se el embajador de Cristo en la tierra, en tu casa, en tu trabajo, en tu iglesia, en tu barrió, en tu ciudad, proyecta a Jesús con tu propia vida, es la mejor carta de presentación que tienes para que muchos conozcan del verdadero valor de tener como papá al verdadero y único Padre Celestial, así pues Dios mismo traerá a tu vida recompensa, porque has vivido la vida con sabiduría y en obediencia, dos cosas por las cuales Dios te bendecirá de tal manera que no alcanzaras a disfrutar plenamente de una bendición y ya te está entregando otra, tendrás una vida tan prosperada que tu cosecha tendrás que compartirla con tu familia, amigos, vecinos y con todo aquel que te encuentres en el camino, recuerda eres un hijo del Dios que todo lo puede, que todo lo tiene.

Si deseas entrar en esta familia repite conmigo esta oración “Amado Padre Dios, hoy me acerco a ti, reconozco que te necesito, perdóname por todos mis pecados, con arrepentimiento sincero te pido que limpies todo mi ser, Amado Jesús, te entrego mi vida y te pido que entres en mi corazón, haz en mi tu voluntad, escribe mi nombre en el libro de la Vida y no lo borres jamás, gracias Dios en Jesucristo mi Único Señor y Salvador Amado, Amen”

William González Velasco.
M.P.N.

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