Romanos 5:10 “Porque
si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
El día de hoy quiero compartir con
ustedes esta palabra que trae un mensaje poderoso que Dios y Padre nuestro
quiere que comprendamos, dice Dios en su bendita palabra en este libro de
Romanos que éramos sus enemigos, habíamos caído tan bajo en nuestros deseos,
pasiones y malas costumbres que llegamos a enemistarnos con El, para muchos quizás
sonara extraño que aquí se nos ilustre como enemigos de Dios, pero dice la
palabra en Salmos 25:14 “La comunión íntima de Jehová es con los
que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto.”, en griego “Koinonía”, significa participación, unión, común, participación
en lo común, solo quienes participan en lo común de Dios, son aquellos
temerosos de Él, temeroso hace referencia al temor de no defraudar a Dios, por
tanto los amigos de Dios son los que no quieren defraudarlo y que tienen en común
con Dios todas las cosas, odian lo que Dios odia y aman lo que Dios ama.
Si no tenemos nada en común con
Dios, no tenemos relación con El, no somos amigos de Dios y si no somos amigos,
somos sus enemigos Romanos 8:7-8 “Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley
de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios”. Tremendamente preocupante estar en esta posición, pero
dice que si aun siendo sus enemigos, por la muerte de su Hijo fuimos
reconciliados con Dios, quiere esto decir que en Jesucristo, en su amor que lo
llevo a aceptar su sacrificio por nosotros en la cruz, nos reconciliamos con
Dios, nuestro Padre quiere que ahora tengamos todo en común que estrechemos
nuestros lazos al punto que ya no solo amigos suyos sino hijos en Cristo Jesús
como dice en Juan 1:12 “Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios;”.
Debemos siempre recordar que su
muerte nos reconcilio con el Padre, el recibirlo y aceptar que murió por
nosotros por nuestros pecados que es el hijo de Dios, nos hace reconciliarnos
con el Padre, entonces cuanto más somos salvos de la muerte eterna en su resurrección,
pues por su vida, La del Señor Jesucristo, hallamos gracia ante los ojos de
nuestro amado Padre y Dios.
Todo esto para que nosotros no
tengamos miedo, vergüenza o timidez de acercarnos a nuestro Dios y Padre y
clamando la sangre de Jesús de Nazaret, aquel que nos redimió del pecado,
podamos alcanzar siempre su misericordia y el perdón de nuestras culpas, de
nuestros pecados, pues nada oculto es agradable a Dios, escondiendo o callando
nuestra caída o pecado como quieras llamarlo, nos lleva a no tener nada en común
con Dios. Tres cosas debemos hacer para alcanzar la misericordia de Dios y empezar
una relación intima con El,
1-
Aceptar que Dios es nuestro Padre.
2-
Pedirle perdón por nuestros pecados.
3-
Aceptar a Jesucristo como Salvador.
Confesemos ante nuestro Padre el
pecado, la mentira, la murmuración, la queja, la incredulidad, el adulterio, el
robo, la embriaguez, la soberbia, la altivez, en fin no se que desees hoy
confesar ante el Padre y Dios nuestro y repite conmigo que tu oído pueda escuchar
“Amado Dios y Padre, hoy reconozco que te necesito, he
caído, he cometido muchos pecados, estoy arrepentido y te pido perdón, abro la
puerta de mi corazón y te suplico Jesucristo que entres en el, que seas mi Único
Señor y Salvador personal, te entrego mi vida para que hagas de mi la persona
que quieres que yo sea, inscribe mi nombre en el libro de la vida y nunca lo
borres, recibo de ti el perdón, la paz y el amor, y el regalo de la vida
eterna, gracias Dios en Jesucristo tu hijo amado, Amen”
William González Velasco.
M.P.N.
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