Juan 12: “3 Entonces María tomó una libra de
perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó
con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. 4 Y dijo uno de sus
discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5 ¿Por
qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y
teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús dijo:
Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8 Porque a los pobres
siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis.”
Estando Jesús como invitado a una cena, María la hermana de Lázaro, quien también
estaba allí con el Señor, tomo un perfume de nardo puro, para ungir los pies de
Jesucristo y con su cabello los enjugó y toda la casa quedo llena del olor
fragante, este hecho no fue bien visto por muchos incluso Judas se tomo el atrevimiento
de exclamar que tal hecho era un desperdicio (Mateo 26:8), a tal comentario Jesús
le reprende con la autoridad que siempre lo caracteriza.
El acto de María traduce una adoración
sin
límite por el Señor Jesús, un verdadero amor por todo lo que representa
Jesucristo para ella, recordemos que ya había resucitado a su hermano Lázaro, después
de más de 3 días de estar sepultado, además de esto María tenía en su corazón un
respeto por la persona del Señor Jesucristo, vio como ninguno de sus discípulos,
y quizás el anfitrión que lo convido tampoco se tomo la delicadeza de hacer
lavar sus pies como era la costumbre judía, ella fue diligente se apresuro a
lavar los pies del Señor y utilizo lo mejor un perfume costoso.
Hoy Dios por medio de su bendita
palabra quiere que entiendas como debemos ser adoradores de su amado hijo,
derramemos nuestro mejor perfume sobre la persona del Señor Jesucristo, el perfume más valioso nuestro amor por El, nuestro corazón, nuestra vida
entera derramada a sus pies. Este es el acto que todos iniciamos al creer en Jesús
a buscarlo todos los días a cada momento entregándonos de espíritu, alma y
cuerpo a Él, a todo lo que representa, miremos que en esta ocasión la casa se
lleno del olor del perfume, un olor fragante, el mismo olor fragante del
sacrificio que hizo Jesús en la cruz Efesio 5:2 “Y andad en amor, como
también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante.” Nuestro amor por El debe ser ese mismo que se expreso
con este perfume que María utilizo y se sintió en toda la casa, debe ser el
amor de nosotros tan evidente que todos lo puedan sentir, que traspiremos amor
por Cristo.
Así mismo como María encontraremos personas
que hablaran de nuestra entrega, nos dirán que estamos desperdiciando nuestra
vida nuestro tiempo, que somos fanáticos, que es bueno creer en Dios pero no de
esta manera, porque nuestro amor por el Señor Jesús solo lo comprende y
disfruta El, pues para Dios somos sus hijos, fuimos creado por El y para El, no
para el mundo común, no para adorar a las cosas materiales o a otras personas más
de todo lo que debemos amar a nuestro buen Dios. Las personas a nuestro
alrededor quieren que continuemos siendo normales solo por que se fijan en lo
natural en lo físico, no en lo espiritual, sencillamente porque no conocen lo
espiritual, son pobres de corazón, entonces quieren que nosotros derramemos
nuestra vida, nuestra atención a ellos a las cosas físicas y materiales y mira qué
curioso hasta personas que están en el camino también ven exagerado el que
busquemos con pasión a Dios, así como Judas, que siendo discípulo se fijo en el
costo del perfume y no en el acto que estaba haciendo María con amor y a su
propio Maestro. Por eso Jesús le reprende y dice que pobres siempre tendremos,
claro siempre encontraremos estos pobres de corazón que no entiende a los que
amamos con todo nuestro ser al Señor.
Amad@s amar a Jesucristo, es
entender como nos ama El y como nos ama el Padre, dice la palabra en Efesio
3:19 que su amor excede todo conocimiento, ningún hombre natural entiende como
es el amor de Dios, pero nosotros que empezamos a creerle a buscarle si
entendemos que su amor es todo, por amor se entrego, por amor nos enseño el arrepentimiento,
por su amor nos enseño el perdón, Cristo es el amor del Padre y el Padre es
amor puro derramado sobre todos. Si tu hoy quieres demostrarle tu amor al Señor
Jesucristo, repite con tu propia voz esta oración “Amado Jesucristo, hoy reconozco que me amas y quiero mostrarte mi
amor, perdona todos mi pecados, y te suplico que entres a mi corazón y te
recibo como mi único Señor y Salvador personal, has de mi como sea tu voluntad,
por gracia recibo tu perdón y amor, gracias por la vida eterna en tu nombre,
Amen”
Dios te bendiga en este día y que tu
vida se convierta en un perfume de nardo puro derramado sobre el Señor
Jesucristo.
William González Velasco.
M.P.N.
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