martes, 18 de enero de 2011

Vivir En Santidad.



1ra. a los Tesalonicenses 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”

Me sorprende la manera como Dios, en su gracia infinita nos ilustra cada día con aquello que nos inquieta a ti y a mí, a todos y cada uno de sus hijos, esta palabra del Apóstol Pablo a los Tesalonicenses, es una exhortación clara para que todo nuestro ser sea Santificado por Dios, para cuando nuestro Señor Jesucristo venga.

Si bien es cierto hemos escuchado decir “Tu Nombre es Santo, Santo, Santo”, debemos tener claro que no es una afirmación que hagamos para triplicar la santidad de Dios, pues recordemos que La Santísima Trinidad es “Padre, Hijo y Espíritu Santo”, tres que son uno (en otro tema podemos dar más claridad a la Santísima Trinidad), de ahí su nombre es Santo, Santo, Santo, y nosotros
que somos sus hijos, hechos a imagen y semejanza suya,(Génesis 1:26), somos tres partes en un solo ser, espíritu, alma y cuerpo, entonces si somos hijos de Dios, somos hechos a su imagen y semejanza, porque es tan difícil para muchos pensar que no podemos ser santos como nuestro Dios. Por ello la santidad es la consagración a Dios, es estar apartados para El, hacer todo por cuanto podamos para agradar a nuestro Señor.

El espíritu es nuestra voluntad, el alma nuestra mente, y el cuerpo la carne, así que debemos saber  que para vivir en santidad hay que ser santos en todo nuestro ser. Ser santo en espíritu, pero no para que hagamos nuestra voluntad, si no conforme a la palabra de Dios, hacer la voluntad de nuestro Señor (Lucas 1:38, Lucas 11:2, Juan 22:42), ya que muchos siempre nos revelamos a la voluntad de Dios, hacemos nuestra propia voluntad, si tenemos espíritu es para que fijemos nuestra voluntad con la voluntad de Jehová, que es agradable y perfecta (Romanos 12:2), de lo contrario es cuando nace en nosotros las desobediencia que es la raíz de todos nuestro problemas, así que hoy te invito a ser obediente a Dios, a ser un espejo de su voluntad y si vemos que aun en nosotros persiste el querer hacer las cosas a nuestra manera, entonces declinemos nuestra voluntad ante la de nuestro Señor.

Ser santos en el alma que no es otra cosa sino nuestra mente, donde muchos cometemos pecado con nuestros pensamientos, así pues santifica tu mente con buenos pensamientos, fija tu mente al propósito de Dios, El nos hizo, El nos creo, por tanto las buenas ideas, los buenos pensamientos son de nuestro Señor, nuestra mente debe estar llena de su Sabiduría, de su Entendimiento, que sea el Espíritu Santo de Dios, llenando todo vacio y sacando todo mal pensamiento, que no haya lugar para el demonio (Efesios 4:27), no dejes que las cosas de este mundo te lleven al pecado a la mala conducta, renueva tu mente (Romanos 12:2).

Santidad del cuerpo, la naturaleza de nuestro cuerpo es buscar la complacencia de nuestros deseos, somos seres sexuados por naturaleza, por eso no es extraño que nuestra voluntad quiera agradar a Dios y el cuerpo quiera agradar nuestros placeres, es una lucha constante (Gálatas 5:17). Nuestro cuerpo se mueve en las áreas de  nuestros sentidos el gusto, el olfato, la visión, la audición y el tacto, no es malo pues así nos hizo nuestro Señor, todo me es permitido, pero no todo me conviene, ni debo ser esclavo de nada (1ra Corintios 6:12), complacernos en los placeres de nuestro cuerpo con medida, sin hacernos daño, y disfrutar solo de aquellos placeres que son para el deleite del matrimonio, estando casados, pues el matrimonio es también un mandato de Divino de nuestro Padre, por eso la sexualidad debe ser disfrutada bajo la bendición del matrimonio. Es necesario recordar que los pecados del cuerpo son los de mayor ofensa ante la ley del Señor, tanto como para excluirnos de su reino,(Gálatas 5:19-21), pidamos entonces que sea nuestro espíritu cumpliendo con la Voluntad Divina para ser guiados por el espíritu no por nuestro cuerpo (2da Corintios 10:3), santificando nuestra alma, transformando nuestra mente dejando el razonamiento humano, para que Dios ponga en nosotros su sabiduría, tendremos nuestra imaginación, conciencia y sentimientos más puros y por consiguiente nuestro cuerpo disfrutara más de la santidad plena de todo nuestro Ser, logrando el punto de equilibrio en nuestra naturaleza tripartita y poder Vivir en Santidad.

Así que ahí donde estas, tú  quieres pedirle a Dios para que te aparte para El, que te guarde en la plenitud de tu ser, puedes orar de la siguiente manera:

“Padre Celestial, te pido que perdón por mis pecados, aquellos que he cometido por mi desobediencia, porque mi espíritu no está acorde a tu voluntad, por los pecados de mi alma que han atormentado mi conciencia y por todos los pecados de mi cuerpo, abro mi corazón y recibió a Jesús para que habite en el, que hagas de mi la persona que tu quieres que yo sea, santifícame y apártame para Ti mi Dios, y te doy las gracias por tu perdón, por el regalo de la vida eterna en el nombre de Jesucristo, Amen y Amen”

Espero que esta palabra y el tema haya sido de gran ayuda para ti y recuerda que nunca estas solo, Dios siempre permanece contigo, búscalo en la oración diaria, y en su palabra, un abrazo y bendiciones de Papito Dios.




William González Velasco.
M.P.N.

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