martes, 24 de mayo de 2011

Todo En Su Tiempo.

Eclesiastés 3:1-8 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;  tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;  tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;  tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;  tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;  tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Una ocasión un tiempo, cuantos sabemos manejar un reloj, un horario, una agenda, comúnmente justificamos el uso del reloj solo para saber qué hora es, y no para lo más importante saber qué tiempo ha pasado  cuanto falta para la noche o la mañana siguiente, pero con la sabiduría que el tiempo que paso ya no lo recuperamos nunca, por esto, El Padre Creador, nos enseña que debemos valorar el tiempo que nos da, porque para cada cosa que nosotros queremos, o vivimos hay un tiempo exacto, un momento oportuno, no hagamos más largos los fines de semana por que nos parece que el domingo se va tan rápido, no amad@s, tampoco hagamos de nuestro pasado el único presente que podemos vivir, “hay tan bueno las otras épocas”, “no hay como los paseos de antes”, “si vieran como nos divertíamos en nuestro tiempo”, recordar no es malo pero anhelar que el pasado vuelva si lo es, ese tiempo ya paso, ya se vivió.

Por estar muchas veces pegados en ciertos momentos del pasado, nos da ansiedad, tristeza, nostalgia, y otras cosas más que solo nos desgastan y no vivimos el presente, ahora existe el otro extremo, aquel que vive en un futuro incierto, “no se preocupe tanto para que si todos vamos pal mismo hueco”, “el de uno es la muerte”, tienen un futuro tan desalentador que ni para que se desgasta uno en conocer su presente, y ni hablar de su pasado.

Es triste ver como continuamente, derrochamos el tiempo que Dios nos otorga, hacemos más extensas las etapas de la vida o las queremos hacer más cortas, unos que no quieren que sus hijos crezcan tan rápido, otros que dicen por qué no crecen y se van y dejan de molestar tanto, algunos padres quieren que sus hijos de 18 años se vistan como se vestían ellos, otros dejan que el joven vaya sin control “es que hay que entenderlos ellos son muchachos”, no para cada momento de la vida hay un tiempo.

También nos enseña Jehová, que en todas las áreas tenemos tiempos para reír y otros para llorar, entonces gocemos en su palabra, sonriamos en los momentos que mas podemos hacerlo, y lloremos si es necesario para acompañar a otros en un dolor que golpea el alma, controlemos nuestras vidas y dejemos al pasado lo que ya paso, si es bueno recordar pero no anhelar que regrese, planeemos un futuro, pero no nos quedemos en un presente planeando la vida y nunca hacemos nada para que ese futuro llegue, tengamos claro que si mañana queremos algo, desde hoy empecemos no solo a planear si no también a actuar, recibamos la dirección de nuestro Padre Amado, pongamos nuestros asuntos en sus manos y que nos muestre las respuestas, Dios si sabe de tiempo, pues El es el alfa y el omega, principio y fin, por eso es Eterno.

Recordemos que no por mucho madrugar el sol saldrá más rápido, tampoco que por mucho descansar nuestra vida será más apacible y prolongada, hay tiempo de descansar  y de trabajar, de recoger y de dar, de caer y de levantar, de planear y de actuar.


William González Velasco.
M.P.N.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario